Durante miles de años, los chamanes sudamericanos han usado el yopo como un rapé psicodélico. Las culturas indígenas han permitido que moldee su paisaje espiritual. Las primeras evidencias del consumo de yopo se encuentran en Inca Cueva, Argentina. El análisis radiocarbónico realizado a las pipas de hueso de puma y las semillas de Anadenanthera peregrina las dató en el año 2130 a.C., lo cual indica que el consumo de esta planta se remonta a hace más de 4000 años. Así mismo, en la costa central de Perú se descubrieron pipas y bandejas de inhalación datadas en el año 1200 a.C.

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El Yopo debe usarse solo en ceremonias rituales de curación y limpieza. Más allá de ser un método de limpieza interior actúa simultáneamente en el cuerpo físico, energético y psíquico.

 

Es también una puerta de acceso a estados modificados de consciencia, permitiéndonos observar realidades que serían ocultas en circunstancias ordinarias. Esta situación nos da entendimiento para reconciliarnos con la vida, con los demás, con la naturaleza, el universo, con nosotros mismos y con lo divino. Esta contribución es fundamental para una modificación de la conciencia que merece especial y seria consideración porque permite al experimentador sentir y repensar con respecto a sus límites e infinitas posibilidades enérgico-espirituales.

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El Yopo no es adictivo.

Contiene compuestos químicos naturales capaces de provocar visiones intensas y sensibilizar agudamente los sentidos. Estos y otros efectos conducen a la conciencia humana hacia inéditos estados mentales inexplicables y misteriosos que son a la vez reveladores y maravillosos. Es un polvo que no causa adicción, más bien, expande la mente y sirve como medio para obtener una experiencia espiritual mística - personal.

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El Yopo es medicina.

El yopo sirve como recurso psicoanalítico y psicoterapéutico para que la persona adquiera conciencia de sus problemas en su verdadero significado. Inhalando Yopo, podemos influir a voluntad en la esencia misma de nuestra más íntima personalidad, perfeccionándola a favor.

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Sus componentes:

Los principales ingredientes activos del yopo se basan en la familia del DMT (como el 5-MeO-DMT, 2,9-dimetiltriptolina y óxido DMT, por nombrar algunos), pero estos no son los únicos alcaloides presentes en las semillas. Los frutos y la corteza del árbol del yopo también contienen una serie de ingredientes activos, como bufotenina, catecol, metiltriptamina y saponarentina.

El yopo es especialmente interesante, ya que contiene inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO) y bufotenina. Pero no está claro si la bufotenina está activa o si está químicamente “bloqueada” y no disponible.

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¿Qué esperar de una ceremonia con Yopo?

No hay ceremonia buena o mala, sino mal comprendido. Es fácil inhalar Yopo, lo difícil es entender lo que viene después. El reto de la persona es entender los verdaderos significados de las visiones que nos muestran las plantas y poder utilizar este aprendizaje en nuestra vida diaria, por ello, antes de realizar una sesión, siempre recomendamos al experimentador, que no forjen expectativas “maravillosas y mágicas” de experiencias ajenas, porque no siempre resulta así, ya que cada persona tiene su propia experiencia. No hay nada más equívoco que esperar tal o cual cosa de una ceremonia, puesto que al mantener la atención fija en una esperanza mental no dejará espacio para lo que se presente a la hora de la verdad. Antes de realizar una ceremonia de yopo, se recomienda a la persona mantener la mente libre de prejuicios y miedos y el corazón abierto; asimismo, debe prepararse mental, emocional, física y espiritualmente.
 

A el Yopo se le denomina:

Doctor porque cura.

Maestro porque enseña. 

Abuelo porque guía. Da Poder, Saber y Visión.